Pbro. Antonio José González Arango

[vc_section css=».vc_custom_1676432960394{margin-top: 30px !important;}»][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_single_image image=»21632″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Pastor y Servidor de Dios»][vc_column_text]El Padre González, como cariñosamente lo llamaban todos los envigadeños, nació en esta ciudad el día martes diez (10) de Marzo de 1896.

Era hijo de don Pedro Pablo González Arango y doña Faustina Arango Arango, perteneciendo a una ilustre familia que siempre ha estado íntimamente vinculada al progreso y bienestar de Envigado.

Hizo sus estudios primarios en esta localidad, los secundarios en el Colegio San Ignacio de Medellín y su carrera sacerdotal en el seminario de Medellín, siendo ordenado por Monseñor Manuel José Cayzedo, el día 17 de Marzo de 1923.

Se inició como capellán del Hospital San Vicente de Paúl y del Convento de las Reverendas Hermanas Carmelitas Descalzas de Medellín.

Fue coadjutor en Envigado, Sabaneta y Caldas, para luego ejercer como cura párroco en Angelópolis y Sabaneta, destacándose por su santidad, laboriosidad y espíritu progresista.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][/vc_section][vc_section][vc_row][vc_column][vc_column_text]El día 16 de diciembre de 1955, Monseñor Joaquín García Benítez, Arzobispo de la Arquidiócesis de Medellín, lo nombró como primer párroco de la iglesia de San José, con el inmenso compromiso de concluir el templo.

El Padre González tomó posesión de la recién creada parroquia el día 9 de enero de 1956. Para entonces sólo se había construir el armazón del templo, pero faltaban los arcos, el techo y todo los demás acabados, que permitieran forjar una morada digna para Nuestro Señor Jesucristo.

Con admiración se recuerda la tarea y el esfuerzo del Padre Antonio para sacar adelante la nueva parroquia. Se organizaron frecuentes bazares y hicieron memorables las célebres jornadas del propio párroco, con su ‘poncherita’ en la portería de la fábrica Rosellón, esperando la salida de los trabajadores, al final de cada turno, en los días de pago, para recoger su generosa contribución para el sostenimiento del templo.

Siempre contó con el apoyo y colaboración de su familia y en especial de su hermana, doña Margarita, quienes hicieron causa común en el propósito de engrandecer la iglesia de San José.

También se debe destacar la entusiasta actividad y ayuda de los vecinos del sector, en especial de doña Lorenza Uribe, del señor Faustino Ruíz y de don Carlos Alzate.

En el período pastoral del padre González, se instalaron las campanas en la torre parroquial, las cuales fueron fundidas en la propia fábrica de Rosellón, por el señor Alberto Bolívar.

Fue, el padre González, el alma y principal promotor de los grupos de laicos adscritos a la Parroquia de San José, tales como: El Apostolado del Santísimo, la Legión de María, los Guardias de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, los miembros de la Jornada de Oración de los Jueves, los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, Grupo de Acólitos, Grupo de Lectores, Grupo Bíblico, Grupo de catequistas, Grupo de la Infancia Misionera, Grupo de Acción Social y Pastoral de la Salud. Además, se le reconoce como uno de los grandes benefactores de la benemérita Sociedad de San Vicente de Paúl de Envigado.

Promotor y cultor de la veneración de la abadesa benedictina Santa Gertrudis La Magna, cuyo nombre, con orgullo, lleva el primer templo parroquial edificado en el territorio de Envigado.

En compañía del Padre Jesús Antonio Duque Rivas fue el gestor de la llegada a Envigado y el establecimiento del Colegio La Salle, regentado por los Hermanos de las Escuelas Cristinas de San Juan Bautista de La Salle.

Permaneció, el padre Antonio, en el ejercicio del cargo de Párroco de San José hasta el 18 de Febrero de 1966, es decir, por espacio de diez (10) años, cuando fue reemplazado en tal dignidad por el Presbítero Darío Botero Tobón.

Con motivo de sus Bodas de Oro Sacerdotales recibió el Escudo de Envigado de la Municipalidad y un reconocimiento especial de la arquidiócesis de Medellín, como testimonio de gratitud a su fecunda laboral pastoral.

La salud del Padre González, empezó a declinar y, paulatinamente, tuvo que ir disminuyendo su vertiginoso ritmo de trabajo hasta que el día 2 de Octubre de 1979, se apagó su existencia, pero su legado quedó como testimonio fiel de una vida entregada completamente al servicio de su prójimo y como un pastor que supo guiar con su ejemplo de digna austeridad a la grey encomendada a su cuidado.

Su sólida formación intelectual, su calidez humana y el ejercicio pleno de las más nobles virtudes cristianas, lo han hecho acreedor a la gratitud perenne de los envigadeños, que al evocar su recuerdo traen al presente, el pastor y servidor de Dios, que siempre buscó sembrar el bien en esta Ciudad Señorial de Antioquia.

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

Miembro de Número del Centro de Historia de Envigado[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][/vc_section]