Por: Carolina Bentham Arias, Historiadora
Origen del barrio
En sus inicios La Sebastiana, fue una extensión de tierra con arbustos, maleza, árboles y una quebrada que, en algunas ocasiones crecía y se desbordaba. El nombre de la Sebastiana ya figura en documentos del siglo XIX, como un paraje de Envigado y con la presencia de algunos pobladores en las cercanías de la quebrada del mismo nombre que confluye a la quebrada del Ayurá.[1]
No es claro a quién o quiénes pertenecían estos terrenos. Algunos dicen que al señor Cecilio Londoño, y según ésta versión fue él quien donó las fajas de tierra para las vías públicas y el resto lo dividió en lotes que después vendió[2].
Otra versión, de uno de los fundadores del barrio, Leónidas Toro, relata que todo el terreno le pertenecía al señor Félix Restrepo, quien además del lote de La Sebastiana tenía otras tres fincas de su propiedad, en la Loma del Chocho. Su padre Joaquín Toro era el mayordomo de dichos terrenos. Relata, “esto era una finca grande que el patrón de mi papá compró, y le dijo: Joaquín venga para que conozca la finca que compré. Yo siempre andaba detrás de mi papá, entonces fuimos. Eso fue más o menos en el año 1947. Acá había solamente una casa, la casa grande quedaba junto a la entrada, cerca de la estatua al Sagrado Corazón de Jesús”.

Leónidas describe la casa grande, que había sido construida en tapia, contaba con catorce habitaciones y se encontraba en total abandono, al igual que el terreno, pues estaba cubierto de maleza y bosque nativo. Continúa con su relato narrando que, sembraban cañabrava, circadulce y café. También había palmas de corozos, “acá fue llegando todo el mundo y esto se fue vendiendo”.
Ambas versiones coinciden en que la finca fue loteada y que, en sus inicios, sus primeros habitantes estaban conformados por trabajadores que encontraron la oportunidad de comprar terrenos a bajo costo. Esto se explica en la medida en que, al momento de la ocupación y construcción de las viviendas, el barrio carecía de infraestructura, no contaba con vías de acceso y los servicios básicos eran insuficientes[3].

Tampoco es clara la procedencia de su nombre, algunas versiones indican que inicialmente se le quiso poner el nombre de San Diego[4]. Otras, indican que La Sebastiana viene de San Sebastián, quien era propietario de extensiones de tierra en la parte alta de la cuenca de la quebrada, y que tenía fama de santo. De ahí provendría su nombre y el del barrio[5].
Don Leónidas más adelante cuenta cómo su familia adquirió uno de los lotes del terreno: “mi familia era de Caldas Antioquia, mi papá se llamaba Joaquín María Toro y mi mamá Martiniana Hernández, fuimos diez hermanos. Don Félix le dijo a mi papá que se cogiera un lote para él y que los demás los vendiera. La casa, mi papá la construyó en tapia”.
También cuenta que el acueducto del barrio provenía de la quebrada La Sebastiana, “el agua de la Sebastiana era de la quebrada. La quebrada se desbordaba, una vez se llevó a un viejito como de ochenta años”.

Y es que, al parecer, era común el desbordamiento de la quebrada, lo que explica que, en el borde de las aceras aleñadas a ella, fueran más altas al resto del barrio, como una forma de proteger el barrio y sus casas de las inundaciones.
Loma El Chocho, se encuentra el Mall La Sebastiana, al occidente Terrazina y al sur de este estuvo la presente casita reemplazada por apartamentos para bajar a la Gruta La Inmaculada. Tomada de: Gonzalo Santamaría.
Paso entre el barrio Las Margaritas y La Sebastiana. Puente «colgante» el primero en ese lugar. Foto facilitada por Doña Ofelia Alzate. De pantalón negro y camisa blanca, León Alzate (Q.E.P.D). Poco visible la estatua de La Virgen. Tomada de: Gonzalo Santamaría.
Playas de La Ayurá. Hoy a la izquierda es el Cefit, de San Mateo. Segunda foto: abajo una cuadra del Sagrado Corazón de Jesús del Barrio La Sebastiana. Antes de la «Y». Tomada de: Gonzalo Santamaría.
Fundadores y pobladores
Los fundadores y primeros pobladores del barrio fueron: Alfonso Sánchez, Bernardín Uribe, Marita Arcila, Los Mejía, Los Marín, Los González, Gertrudis de Garcés, Marcelina Arango, Joaquín Toro, Leonidas Toro, Jesús Londoño, Eugena Londoño, Elena Rave[6].

También, uno de los dueños de tierra en este sector fue el señor Darío de Bedout, quien pertenecía a la familia Bedout, conocidos en la región por la Editorial y Librería Bedout, que fue motivo de orgullo para sus propietarios, poseedores de un apellido, sinónimo para muchos de riqueza. Pero no solo orgullo para ellos, también para los habitantes de una Medellín que vio nacer en el año 1889, una pequeña tipografía, la misma que con los años se transformaría en una muestra indiscutible del empuje de una familia. Jorge León Luis de Bedout del Valle, digno sucesor del patriarca don Félix, dirigió la familia para expandir el nombre, la marca y la empresa “de Bedout” por todo el país, fue líder de una familia, una empresa y un apellido que conquistaron el mercado nacional con los valores y el trabajo que le dieron respaldo. Don Jorge León convirtió una pequeña miscelánea en un emporio nacional con editorial, droguería, librería y una casa de importaciones con líneas exclusivas de todo tipo de artículos. El éxito permitió invertir en negocios como la propiedad raíz y la ganadería[7].
Darío de Bedout era propietario del lote ubicado donde se encuentra hoy la Institución Educativa que lleva su nombre. Bedout la propiedad a la comunidad finalizando los años 60 con la única condición de que fuera destinado a la construcción de una escuela para los niños del barrio.


Devenir del barrio
Las diferentes transformaciones del barrio se han hecho evidentes en tres etapas:
Su inicio desde finales de los cuarenta, cuando era todavía una finca y poco a poco se fue loteando y los vecinos iniciaron la construcción de casas de material.
Cuenta Elena Rave que cuando llegó (años 50 más o menos) había tres o cuatro casitas, que, por el camino para ingresar a esos matorrales, escasamente cabía una bestia, que por donde hoy está su vivienda corría la quebrada La Sebastiana, por lo que sufrieron mucho con sus repetidas crecientes porque se entraba a las viviendas y les dañaba los muros y enseres. Expresa además que la Junta de Acción Comunal hace quince años retiró del barrio el cauce y recobraron la tranquilidad. Recuerda que el agua para el consumo la cogían de la quebrada, por intermedio de canoas de guadua, o a través de caños en la tierra la llevaban hasta sus casas.


En la época cuando empezó a desarrollarse el barrio, alumnos del Liceo Francisco Restrepo Molina y de otros centros educativos, cumplían su servicio social colaborando en los convites de las más importantes obras.
La segunda etapa se puede identificar con la pavimentación de las calles, alumbrado eléctrico y tuberías de agua potable, puesto que en sus inicios el agua era tomada de la misma quebrada la Sebastiana. También se identifica en esta etapa la canalización de ambas quebradas Ayurá y Sebastiana. En uno de los periódicos del año 1963 se expresaba: “…pero sería una gran realización la construcción de puentes sobre La Ayurá de El Guadual hacia abajo e intensificar así las urbanizaciones, a la vez que se daría acceso a barrios muy populosos (…) los vecinos mismos ayudarían, de eso estamos seguros, en convites dominicales para ver realizada la obra que daría salida y valor a sus propiedades” [8].

Por último, la expansión demográfica transformó las viviendas iniciales de una sola planta y solar, por edificios de hasta cinco pisos. Lo cual produjo un cambio en la forma de relacionarse entre los habitantes del barrio, pues con la llegada de nuevos vecinos, las problemáticas sociales se hicieron evidentes, sobre todo en las décadas de los 80’s y 90’s. Y es que, durante estas décadas, incluso en los 70’s, el municipio de Envigado fue catalogado como epicentro del narcotráfico en Antioquia, hasta el punto en que estas redes mafiosas controlaron la política, la economía, y la fuerza pública[9].
Al indagar sobre estas décadas, en la memoria de los vecinos del barrio quedaron grabados los enfrentamientos por el territorio, muertes y bonanza económica. Hasta el día de hoy prefieren no referirse sobre el tema, sino que eligen contar sobre cómo el barrio ha cambiado y crecido positivamente, siendo un buen lugar para vivir en Envigado.

Organizaciones comunitarias y Junta de Acción Comunal
Antes de la Junta de Acción Comunal, los habitantes del barrio se organizaron en un “Comité Cívico” para mejorar su calidad de vida por medio de diferentes obras, como la construcción de puentes que permitían el acceso al barrio y salida hacia Medellín y al parque de Envigado.
Luego los integrantes del Comité gestionaron la creación de la Junta de Acción de Comunal, la Personería Jurídica fue entregada el 30 de abril de 1964. Con el número 065, y su primer presidente fue José Montoya.
La Junta de Acción Comunal encauzó la quebrada La Sebastiana en el barrio. Leonidas Toro cuenta que “para retirar la quebrada, la Junta construyó muros de contención con el mismo material que le sacaban a la quebrada, y que más adelante el municipio terminó las obras, y hoy viven tranquilos”.

La I.E Darío de Bedout
Fue así como en el año 1969, la Acción Comunal construyó dos aulas en el terreno donado por el doctor Darío de Bedout, y la institución abrió sus puertas como escuela rural con dos grupos: preescolar y primero, con el fin de atender la población estudiantil del barrio La Sebastiana y barrios aledaños. La Construcción de la escuela fue todo un motivo de romería, fiesta y convocatoria, pues los Hermanos de la Salle, el padre Pablo Villegas, colegios privados ayudaron en el acarreo de material y ladrillos. Así lo atestiguan las diferentes fotografías que estan en manos de pobladores actuales.
Con el aumento de la población estudiantil, la escuela completa en 1979 su básica primaria completa, y su administración fue asumida por el Departamento de Antioquia como Escuela Urbana Darío de Bedout.


En el año 1994 se expidió la Ley 115 de febrero y el Decreto 1860 de agosto, que reglamentó parcialmente a la ley 115 en los aspectos pedagógicos y organizativos. Bajo esta legislación, la Escuela Darío de Bedout registró los principios de un cambio que la obligaría a ser más competitiva, y a visualizar la oportunidad de lograr la adecuada articulación vertical del servicio educativo y de su PEI.


La básica secundaria se inició el 4 de febrero de 2004 con 197 estudiantes. En ese entonces se construía la nueva planta física adecuada a las necesidades. Funcionaron 2 grupos de transición: 10 de básica primaria y 5 de básica secundaria; se nombraron 19 docentes, rector y coordinador; se da aprobación de carácter oficial mediante la Resolución N 3794 de noviembre 8 de 2004. Más adelante, el 17 de junio de 2009 es aprobada la Media Académica, mediante la Resolución N 1567. En ese mismo año, se entregó a la comunidad la primera promoción de Bachilleres con un total de 42 estudiantes.
Sus primeros directivos fueron: Gertrudis Villa García quien fuera la primera directora (1969 a junio de 1979), Maria Emilce Tejada Usme, directora (junio de 1979 a diciembre de 2000) y Carlos Enrique Correa Meneses. director (enero de 2001 a noviembre de 2003)[10].
Religiosidad: Sagrado Corazón de Jesús

Los diferentes relatos sobre la historia de Medellín describen que siempre estuvo rodeada de temas religiosos, evidencia de esto son los nombres que conquistadores y fundadores le otorgaron a nuestra Ciudad, en un principio en honor a San Bartolomé, luego a San Lorenzo y posteriormente en nombre de la Virgen de la Candelaria. Los caseríos, pueblos y villas que se iban formando en la colonización estuvieron acompañados por la construcción de capillas y templos dado que los españoles traían consigo sus costumbres, además de la gran influencia social, económica y política que tuvo la Iglesia. La Provincia de Antioquia dependía en lo eclesiástico de la Diócesis de Popayán, pero dadas las dificultades de territorio, de la comunicación y de la distancia unos visitadores a finales del siglo XVIII propusieron crear la Diócesis de Antioquia la cual se constituyó en 1804[11]. Envigado es un municipio que desde su origen fue muy creyente de la religiosidad católica, siendo las parroquias y sacerdotes, referentes en la vida cotidiana de los envigadeños.
Los convites fueron una manifestación de unión entre los vecinos para trabajar sobre proyectos en común. Es una práctica que se remonta a la entonces Villa de La Candelaria cuando el rey Carlos IV concedió permiso para fundar el convento de San Francisco, que posteriormente sería la Universidad de Antioquia. Trece años llevaban los vecinos de la Villa recogiendo esfuerzos y recursos para poder contar con “una escuela de Primeras Letras, Aula de Gramática y Cátedra de Filosofía”. El comerciante Juan José Callejas puso 4 mil castellanos de oro, Juan Salvador Villa compró una casa, y los vecinos hicieron convites los fines de semana para aportar horas de trabajo. La Universidad de Antioquia, entonces, nació como un esfuerzo colectivo de los vecinos de la Villa de la Candelaria[12].
La Sebastiana no fue la excepción, la unión entre los vecinos por mejorar el barrio en que vivían los hizo adelantar proyectos como la mejora de vías de acceso, canalización de la quebrada La Sebastiana, proyecto que más tarde sería liderado por la administración municipal.
El presbítero Pablo Villegas fue un claro referente no solo para el barrio sino para todo el municipio. Fue ordenado sacerdote el 8 de febrero de 1948, fundó el Liceo Francisco Restrepo Molina, pero antes de esto había laborado en las parroquias de Santa Bárbara, Caldas, Angelópolis y Puerto Berrío, nombrado Canónigo pasó a la Catedral Metropolitana y luego a Belén, San Joaquín y la Inmaculada en Medellín. Su participación en la construcción de obras en el barrio es recordada por sus fundadores, quienes coinciden en que “de las diferentes instituciones educativas como la José Miguel de la Calle o del Liceo, elegían un día para ir a sacar piedras o arena de la quebrada, ladrillos, y así cada uno contribuía a la construcción de obras en el barrio”[13].
El barrio hace parte de la parroquia de Santa Bárbara de la Ayurá ubicada en el barrio Las Flores puesto que está próximo a ella. Los vecinos de la Sebastiana enfocaron su religiosidad desde el inicio de la construcción del barrio al Sagrado Corazón de Jesús. Comparten la creencia de que la imagen ubicada en la vía de acceso principal al barrio los ha protegido de las constantes crecientes de las quebradas.
Respecto a la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, expresa el señor Oscar Toro que: “el 12 de octubre de 1958, por creencias de la gente se hizo ahí donde se unían las dos quebradas y arrasaban con todo, y desde ese momento dejó de pasar este hecho catastrófico que cobró vidas en el barrio”. Y es que En Colombia la devoción por el Corazón de Jesús está registrada desde mediados del siglo XIX, que comenzó a tomar relevancia con la influencia de varios arzobispos, sacerdotes, y jesuitas. En 1892 se consagró la ciudad de Bogotá al Corazón de Jesús lo cual determinó con mayor contundencia la devoción en nuestro país. En 1902 el vicepresidente José Manuel Marroquín atendiendo la solicitud de Monseñor Herrera Restrepo que por la guerra de los mil días y la crisis de la época pide la consagración de la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús, expide un Decreto a través del cual oficializa la Consagración del país al Corazón de Jesús[14].

Las creencias de los vecinos no solo se ven reflejadas en el Sagrado Corazón de Jesús sino también en las diferentes advocaciones a la virgen María que se encuentran en todo el recorrido del barrio.

Virgen de Guadalupe y de la Inmaculada Concepción. Se encuentran en diferentes sectores del barrio.
El Hospital Manuel Uribe Ángel


El nombre del hospital se debe en honor al médico envigadeño Manuel Uribe Ángel, quien fue uno de los hombres más destacados en la historia antioqueña del siglo XIX. Su nombre se ubicó en diferentes áreas como la medicina, la política, la literatura, la historia, la geografía, la minería, y la educación, lo que indica lo diverso de su saber. Nació en Envigado en 1822, realizó sus estudios primarios en su pueblo natal y conoció la práctica médica desde el saber empírico a los 13 años bajo la tutela de don José Nicolás de Villa y Tirado. Cursó la secundaria en Bogotá y se gradúo como médico en 1844. Al año siguiente viajó a Perú y a Ecuador, en este último país continuó sus estudios médicos; regresó en 1849 y luego se dirigió a Europa, radicándose en París. En 1853 retornó al país, y se estableció en Medellín. En compañía de otros médicos, formó la Academia de Medicina de Medellín en 1887 de la cual es su primer presidente, iniciando así una comunidad científica en Antioquia. En la política comenzó como diputado en 1855, y rechazó ser constituyente de la convención de Rionegro de 1863. A los 55 años fue presidente encargado del Estado Soberano de Antioquia, este cargo lo desempeñó en abril de 1877, también fue Senador por Antioquia en 1882.
Como historiador, es recordado por ser uno de los fundadores de La Academia Antioqueña de Historia en 1904, pero principalmente se le conoció por su obra la Geografía general y compendio Histórico del Estado de Antioquia en Colombia. También fue colaborador de diferentes periódicos y revistas del país en los que se publicaron sus textos de carácter literario. Falleció en Medellín en 1904. Es recordado y honrado al llevar su nombre del hospital, un colegio, una calle y un barrio en el municipio de Envigado, y varios bustos recuerdan su imagen tanto en Medellín como Envigado[15].
El hospital nació en 1984 y el municipio de Envigado quiso que su hospital llevara el nombre de este médico del siglo XIX. Así el 1 de marzo de 1986 mediante la ordenanza 14/85 el hospital lleva oficialmente su nombre. Hospital que se ha ampliado en lo locativo y que ha cambiado como resultado del proceso de transformación de los hospitales públicos en Empresas Sociales del Estado, prevista en la Ley 100 de 1993.
Desde su creación, emprendió un proceso de crecimiento constante hasta convertirse en un modelo de entidad pública a nivel local, seccional y nacional con diversos galardones y reconocimientos por la gestión administrativa, calidad, integralidad y oportunidad en la prestación del servicio[16].

Escenarios deportivos
Entre sus escenarios deportivos La Sebastiana cuenta con un parque deportivo para diversas prácticas, esparcimiento, disfrute y fortalecimiento del tiempo en familia.
Este lugar opera con una placa polideportiva, pista de trote, redes hidráulicas y eléctricas, iluminación led, juegos infantiles, sendero peatonal y mural. Está ubicada en la diagonal 31 # 35B sur – 44[17].

[1] Manuel Uribe Ángel, Geografía general y compendio histórico del Estado de Antioquia en Colombia, imprenta de Victor Goupy y Jourdan, Paris, 1885; Medellín, Notaria 1, 1853, Escritura 896; Envigado, Notaria, 1861 Escritura 3.
[2] El Informativo de Envigado. Noviembre de 1998. Pág. 5.
[3] Tomado de https://www.centrodehistoriaenvigado.com/la-sebastiana-las-flores-uribe-angel-buga-alto-de-misael/
[4] El Informativo de Envigado. Noviembre de 1998. Pág. 5.
[5] Ibidem
[6] El Informativo de Envigado. Noviembre de 1998. Pág. 5.
[7] Álvarez Morales, Víctor. Texto escrito para la Cámara de Comercio de Medellín. En: www.camaramedellin.com/cultura-camara/100-empresarios/jorge-leon-luis-de-bedout
[8] Bocetos 11 de julio de 1963. Año 1 n° 1. P 2
[9] Mejía Franco, David Felipe. Manifestaciones locales de la relación estado-narcotráfico. El caso del Departamento de Seguridad y Control en Envigado. Monografía. Universidad de Antioquia. 2017, pág. 6.
[10] Tomado de https://www.iedariodebedout.edu.co/index2.php?id=35498&idmenutipo=3652&tag=col
[11] Bedoya, Olga Lucía. Imaginarios religiosos de Medellín: con respecto a las imágenes presentes en las familias. Trabajo de investigación para optar al título de Magister en Comunicación Educativa. Universidad Tecnológica de Pereira y Universidad de Medellín, 2012. Pp 16-17.
[12] Periódico Vivir en el Poblado, 25 de marzo 2021. Impresión digital https://vivirenelpoblado.com/y-que-fue-del-convite-los-medellinenses-hemos-sido-capaces-de-trabajar-juntos-y-revueltos/
[13] Entrevista realizada a Oscar Toro el 12 de mayo de 2022.
[14] Bedoya, Olga Lucía. Imaginarios religiosos de Medellín: con respecto a las imágenes presentes en las familias. Trabajo de investigación para optar al título de Magister en Comunicación Educativa. Universidad Tecnológica de Pereira y Universidad de Medellín, 2012. Pp. 25-26
[15] Jorge Andrés Suárez Quirós. Manuel Uribe Ángel 1822 – 1904: Promover y difundir, biografía de un modernizador antioqueño. Medellín: Pulso y letra editores, Ministerio de Cultura, Libro ganador de la Convocatoria del “Programa Nacional de Estímulos Portafolio 2021”, Modalidad: Libros inéditos de interés regional, ISBN 978-958-09-0034-4
[16] Consultado en https://www.hospitalmua.gov.co/Quienessomos/Paginas/Nuestra-historia.aspx
[17] Tomado de https://www.envigadoteinforma.gov.co/la-sebastiana-cuenta-con-un-nuevo-parque-deportivo-gracias-a-la-inversion-de-1-000-millones-de-obligaciones-urbanisticas/