La historia de Envigado que desenterró el metroplús

La historia de Envigado que desenterró el metroplús

LA HISTORIA DE ENVIGADO QUE DESENTERRÓ EL METROPLÚS

Para entender la magia que logra despertar un proyecto vial en cada uno de sus hallazgos no hace falta ser arqueólogo, aunque cuánto quisiera saber de esta ciencia, así fuera lo mínimo de sus bases.

Con seguridad se hubiese triplicado mi fascinación al conocer que mientras avanzan las obras de metroplús en su tramo 2A la historia de Envigado va ganando elementos que la pueden recontar.

Por suerte di con el indicado y ahora eso, que para mí fue tan valioso (al punto de considerarlo mágico), lo puedo compartir con ustedes. Conocí a Juan Pablo Díez, quien aparte de ser el director de investigación en la corporación Sipah (Sociedad de Investigación, Patrimonio, Ambiente e Historia) es el arqueólogo titular de la licencia del proyecto que hoy avanza por la cra. 43A, entre San Marcos y el Parquecito del Índer. Esto fue lo que me contó.

Otros 3 colegas conforman su equipo de trabajo y de lunes a domingo (también si hay festivos), en horarios de la obra incluyendo los nocturnos, son los ‘otros ojos’ de las máquinas, puesto que la única forma de garantizar que una obra no haga un daño de patrimonio arqueológico es que tenga un acompañamiento permanente. “Siempre el arqueólogo debe estar al pie de donde se esté haciendo el movimiento de tierra, sea manual o mecánico, para determinar y garantizar”, enfatizó.

Y desde un comienzo quiso hacer un paréntesis para despejar una inquietud de la comunidad. Díez me aclaró que el hallazgo arqueológico tiene una particularidad: se detienen las labores de obra solo en el punto del mismo, “si tenemos una obra que mide más de 1 km y el punto del hallazgo mide 10 m de largo x 10 m de ancho, tenemos una obra de 9900 m y pico que continúa, y no tiene por qué estar parada. Han surgido desinformaciones, pero el proceso de arqueología en el tramo 2A de metroplús no ha frenado la obra, no llega a ese nivel”.

Cuentan viejas historias
Continuó: “El balance reciente mostró que las actividades de rescate hasta ahora han tomado en días hábiles 2 meses y medio y en el punto exacto del hallazgo. No es que la obra haya estado frenada 2 meses y medio; los puntos específicos, en su totalidad, se han tomado ese tiempo para ser rescatados”.

Aclarado esto, pasó a explicar el valor histórico y patrimonial de lo que arroja hasta el momento el primer tramo de este sistema de transporte, en el que se han encontrado 3 tipos de vestigios de interés arqueológico.

En primer lugar están los fragmentos de cultura material (restos de cerámica, herramientas de piedra, restos de loza); los hay desde 2000 años de antigüedad hasta pedazos de vidrio producidos seguramente en los s. XIX o XX y que lo que los hace arqueológicos es que al analizarlos a contraluz se les descubren imperfecciones, burbujas y basuritas, detalles que dejan ver su trabajo artesanal y no de producción industrial.

Esa información no está registrada ni se relaciona aún con el desarrollo urbano. Estos han sido hallados en aproximadamente 56 puntos de la obra (se encuentra un elemento, se detiene la máquina, se levanta y se guarda. Por ahora es eso, el análisis vendrá en la época de laboratorio).

En segundo, los suelos sepultados: pequeños fragmentos de suelos que corresponden al relieve original antes de la construcción de la ciudad. “En esos reductos se desarrolló la vida de las comunidades indígenas y de los primeros colonos, y en ellos, que por cualquier motivo no fueron alterados en la ciudad, se hallan los elementos de cultura material”, dijo el arquitecto.

Calculó que hasta el momento van unos 30 puntos con reductos de suelo, los cuales miden desde casi 1 m hasta 15 m: “Son suelos orgánicos (casi siempre negros), y ese es un gran hallazgo, pues son elementos en su punto de reposo original”, sentenció.

Otro dato interesante es que con muestras de suelo original se puede analizar, por ejemplo, el polen y con este se puede saber qué vegetación había en la época (reconstrucción ambiental).

El experto recordó 2 hallazgos de este grupo que han sido de gran interés: al frente de la Fiscalía se encontró sepultado un canal hecho en tierra que sería de conducciones antiguas de agua, en el período prehispánico; está a 70 cm de profundidad. Y a la altura de la calle 34 sur se halló una construcción en piedra, sepultada y sin ningún aglutinante moderno (escombros, cemento, pegante, teja).

Este segundo todavía no se ha destapado, porque la obra no ha llegado hasta allá, pero está a 1 m de profundidad y se cree que podría ser prehispánica. Díez acotó: “Hemos notado que el desarrollo del municipio no ha generado movimientos muy fuertes, lo que ha hecho son rellenos y vaciados de suelos para compactarlos y sobre ellos desarrollar la ciudad; las intervenciones y excavaciones más fuertes se han dado donde van las redes de diferentes tipos, pero el resto de la ciudad (sus casas y vías) tiene elementos y suelos por debajo”.

El tercer grupo lo conforman estructuras arquitectónicas que obedecen a la red húmeda de la ciudad desde sus inicios; es decir, el alcantarillado y el acueducto desde el comienzo de la vida urbana de Envigado.

Las construcciones con formas, tamaños y puntos de localización demuestran que no eran casas una seguida a la otra, sino casi que de esquina a esquina. “Estamos hablando de cuando eran mangas y potreros, períodos de 1800 probablemente”, dijo.

Son las famosas acequias, de interés arqueológico sobre todo por sus componentes arquitectónicos e ingenieriles (adobes de barro cocido, macizos, rocas traídas de río, algunas de más de 200 kg); no pegados con aglutinante, sino con argamasa o entre ellos, porque el tiempo los pegó.

Las hay desde 20 cm hasta 4 m, y esto habla de función; por ejemplo, las más superficiales podrían ser conducciones de agua. Pero su importancia histórica es inmensa, al existir la posibilidad de entender y reconstruir cómo era la vida de Envigado en esa época. Esto, con los desechos, que arrojan información sobre qué enfermedades había (agua potable o contaminada) y su crecimiento poblacional, entre otros aspectos.

Hay acequias valiosas por destacar (van unas 30), pero cómo no mencionar el que podría ser uno de los antiguos andenes del municipio y su muro de contención (a partir del muro estarían las viviendas). Según los cálculos del conocedor, su rango cronológico se ubicaría entre 1880 y 1950; está entre las calles 38 sur y 38A sur.

*Nota publicada el 12/05/17
Por Luisa Fernanda Angel
luisaan@gente.com.co

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